Explotación Infantil - AlterNativa3

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Autora: Eugenia González.

Es muy probable que algunos de los productos que consumes habitualmente fomenten la explotación y la esclavitud infantil. ¿Eres consciente de ello? Aquí te cuento las claves para evitar esta situación y fomentar el cambio.

¿Qué mensaje lanzas con tus hábitos de consumo?

Una vez me comentaron que cada vez que yo compro un producto, el fabricante interpreta mi acción de una forma muy concreta: “mi producto le gusta”. ¿La consecuencia lógica? Fabricar otro producto. Y hacerlo todo exactamente igual. Pues cuando compro una tableta de chocolate que fomenta la explotación infantil en África, el fabricante interpreta mi acción de una forma muy concreta: “mi producto le gusta”. ¿La consecuencia lógica? Fabricar otra más. Y hacerlo todo exactamente igual.

Pues cuando compro una tableta de chocolate que fomenta la explotación infantil en África, el fabricante interpreta mi acción de una forma muy concreta: “mi producto le gusta”. ¿La consecuencia lógica? Fabricar otra más. Y hacerlo todo exactamente igual.

La relación entre el cultivo del cacao y la explotación infantil

¿Qué puedes hacer tú?

Estoy segura de que tú no quieres contribuir a esta situación. Estoy segurísima y, si eres como yo, te sentirás fatal. El cacao, en todas sus formas, es uno de mis productos preferidos y nunca falta en casa. ¡Me encanta el chocolate! Y tú, ¿cuántos años hace que consumes chocolate? ¿Los peques lo toman? ¿Lo tienes en casa a menudo?

¿La verdad? Me duele hablar de la explotación infantil. Pero he llegado a la conclusión de que la única forma de que se modifique esta situación es que tomemos conciencia. Si no hablamos, invisibilizamos la situación, negamos la realidad y cerramos la puerta al cambio.

Los datos me concienciaron

La explotación laboral infantil afecta al 11% de los niños y niñas del mundo. Eso son 168 millones de menores (datos de la PNUD- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Y la crisis creada por el COVID-19 no hace más que empeorar esta situación.

Estos son algunos datos para reflexionar:

  • Más de un millón de niños y niñas trabaja en el cultivo de cacao en el oeste de África.
  • Entre 200.000 mil y 800.000 niños y niñas menores de 18 años son traficados cada año en el oeste de África.
  • La industria del cacao mueve millones de euros en Europa.

El trabajo infantil es una violación de los Derechos Humanos:

  • Afecta de forma directa al desarrollo de los niños y niñas.
  • Provoca daños físicos, psicológicos y emocionales para el resto de su vida.
  • Perpetúa la pobreza durante generaciones, ya que sin educación es prácticamente imposible ascender en la escala social.

La Organización Internacional de Trabajo afirma que: “en las condiciones actuales, a menos que se tomen medidas para aliviarla, la pobreza podría perpetuarse de generación en generación”.

¿Cuáles son las causas del trabajo infantil? Es un tema complejo, pero está claro que está enraizado en la pobreza y en las condiciones injustas del Comercio Internacional Convencional. Por eso el Comercio Justo, una alternativa ética al comercio convencional, es una solución.

¿Qué deberías preguntarte antes de comprar cacao? 2 cosas: si es ecológico y si es de comercio justo

¿El chocolate es ecológico? Cuando se habla de productos ecológicos muchas veces se pone el acento en si tienen más nutrientes que los convencionales, pero yo prefiero centrarme en lo que no llevan: fertilizantes químicos, herbicidas sintéticos, fungicidas industriales… Un producto ecológico no lleva químicos y por esa razón cuida tu salud y la de los tuyos. Por otra parte, si no se han añadido productos químicos nocivos, eso significa que las personas implicadas en su cultivo o elaboración tampoco han estado expuestas a esas sustancias nocivas.

¿Es de Comercio Justo?

¿La realidad? Mira, si un chocolate es convencional y no lleva un sello que certifique que es de comercio justo es más que probable que en su cultivo, elaboración, transporte o comercialización haya habido niños y niñas en situación de trabajo forzado, esclavitud o trata de personas.

En cambio, si lleva el sello Fair Trade significa que la cooperativa (asociación de personas agricultoras) que desea que sus productos sean certificados se ha adherido a la Convención de los Derechos del Niño, cosa que nos asegura que no habrá trabajo forzoso. Se implementarán condiciones para asegurar el bienestar, seguridad, educación y necesidad de jugar de los menores.

Y, gracias a las “primas” que reciben los productores, los infantes de la comunidad tienen acceso a educación, salud, agua potable… y no solo los niños y niñas, sino también las personas adultas. El Comercio Justo beneficia a toda la comunidad.

¿Puede ser que el Comercio Justo sea la solución?

Que no te engañen: los que apoyamos el CJ no somos un puñado de idealistas, somos millones de consumidores. Sí, no somos mayoría y el camino a recorrer es largo, pero existimos y con nuestras acciones cambiamos de forma real la vida de miles de personas cada día.

¿Cómo pasar a la acción hoy?

Fairtrade

Empieza a sustituir productos de consumo habitual por otros alternativos, éticos y sostenibles. Para estar segura de que el cacao (o café, azúcar, etc.) protege a los niños y niñas asegúrate de que el producto lleva el sello Fair Trade.

Estos productos los encontrarás en algunos supermercados, aunque es más habitual verlos en tiendas de productos ecológicos, dietéticas y herbolarios.

En la web de AlterNativa 3 tienes un montón de opciones de productos elaborados con cacao (y todos están muy ricos): chocolate puro, cacao soluble, chocolate con super alimentos, en tableta, de origen, gotas y coberturas… Y todos son ecológicos y de Comercio Justo. Y con la seguridad de apoyar a una empresa que lleva más de 40 años comprometida con el cambio.

Chocolate de Comercio Justo ecológico y los niños

Empieza con una acción pequeña. Y luego sigue con una cosa fácil. Pero no te pares, sigue haciendo cambios, aunque sea una cosita cada mes: el cacao soluble que toman los peques, ese detalle en forma de bombones que llevas cuando vas de visita, el chocolate con el que haces la tarta, las pepitas de choco que pones en las magdalenas…
Empieza con una acción pequeña. Y luego sigue con una cosa fácil. Pero no te pares. Tú (y yo y tantas otras personas consumidoras concienciadas) somos el motor que hace posible el cambio.

Sí, fomento el respeto a la infancia comprando chocolate de Comercio Justo

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