Desde AlterNativa3, en la situación de crisis sanitaria actual, seguimos muy de cerca la afectación de esta pandemia en las cooperativas de comercio justo con las que colaboramos en países del sur global.
El azúcar de caña Mascobado de AlterNativa3 proviene de la cooperativa de comercio justo PFTC en Filipinas. Esta organización nació con el objetivo de mejorar la posición de la mujer en la sociedad filipina, y trabaja para defender los intereses de las familias campesinas y de las mujeres que viven en los barrios más desfavorecidos de las ciudades. La caña de azúcar es la principal fuente de ingresos para muchas familias filipinas.
Como la mayor parte de la población mundial, Filipinas también se ha visto vastamente afectada por la crisis del Covid-19. Por este motivo, el presidente Rodrigo Duterte ha implementado en todo el país las medidas pertinentes a esta situación de pandemia en la que nos encontramos, tales como el confinamiento obligatorio, distanciamiento social e higiene, llegando también a declarar Estado de Calamidad durante 6 meses.
En el país, flanqueado por el ejercito y la policía, se da una situación de mucha inseguridad debido al difícil acceso a necesidades básicas tales como comida, agua y medicinas para sus más de 100 millones de habitantes. Esto se suma a que la gran mayoría de los habitantes no puede realizar teletrabajo ni tiene acceso a servicios de urgencias u hospitales.
Una de las grandes preocupaciones del país es el impacto económico que esta pandemia está provocando en millones de personas. No debemos perder de vista que la gran mayoría de la población vive con ingresos que les permiten sólo pasar el día, por lo que con la situación actual se encuentran en una condición económica deplorable. Se estima que en la isla de Luzon hay unas 14.4 millones de personas trabajadoras no reguladas, es decir, 3 de cada 5 personas se han quedado sin ingresos de ningún tipo debido a la pandemia. Otros 11 millones de habitantes sí están empleados, pero al realizar trabajos considerados no esenciales, se encuentran actualmente sin trabajo y, por tanto, sin ingresos. Para estas personas, la ayuda del gobierno es de lo equivalente a unos 91€. Esta ayuda se proporciona una única vez. Cabe destacar también que, de media, una familia filipina, está compuesta por 6 miembros.
Cogiendo como ejemplo a los vendedores de pescado, su media de ingresos brutos diarios antes del confinamiento era de unos 2000 pesos (unos 36€), ahora es de 1000 pesos (18€ aprox.), es decir, la mitad. Esto es reflejo de la gran caída en la demanda de pescado en el país y, por otro lado, una sobreoferta, por lo que los precios han bajado en picado.
En definitiva, el Covid-19 ha golpeado duramente al país dejándolo en un estado de crisis sanitaria con un impacto económico adverso. La población critica las medidas del gobierno, que no tienen en cuenta la situación de millones de personas sin acceso a la sanidad ni a ayudas económicas o sociales. Ha sido la propia sociedad la que se ha organizado para combatir la situación, con la creación, por ejemplo, del Fight Codiv-19 People’s Alliance (FCPA), cuyo objetivo es sensibilizar a la población sobre cómo evitar contagios, y trata además de recaudar fondos para ayudar a las personas afectadas económicamente por la situación, así como distribuir alimentos básicos y está desarrollando un programa de alimentación infantil.
Desde KARAPATAN Panay, una alianza de grupos, individuos y organizaciones que trabajan por y para la promoción y protección de los derechos humanos en Filipinas, lanzan el siguiente comunicado (24 de marzo de 2020):
Actualmente, la carga de tratar a los pacientes infectados pesa mucho sobre los médicos, cinco de los cuales ya han perdido la vida al contraer Covid-19. La responsabilidad de alimentar a las masas de ciudadanos confinados en sus hogares y privados de cualquier medio de subsistencia se transfiere a las unidades del gobierno local. Cada día que pasa se vuelve más evidente la falta de personal médico, equipamientos, kits de prueba y suministros a medida que incrementan los pacientes infectados con Covid. Las UGL necesitan más fondos para mantener la ayuda alimentaria diaria a sus constituyentes mientras la crisis persiste y empeora.